Bienvenido!

Seguramente estás aca por alguna razón, quizás sos familiar, amigo, apareciste de la nada misma o me diste alguna monedita en el semáforo y me preguntaste cuál era mi sueño y te di esta dirección. En el último caso quiero agradecerte particularmente, primero por darme algo de plata y colaborar para continuar mi camino, y dos por interesarte en mi sueño....
En todos los casos, que lo disfruten y gracias por ayudarme a crecer....

lunes, 5 de mayo de 2014

Coincidencia, casualidad, causalidad, destino, suerte, o como quieras decirle

Los primeros días en Montevideo fueron tranquilos, aunque sin trabajo, sumándole que en Uruguay todo es el doble de caro que en Argentina.

Después de hacer couchsurfing en en la casa de Quique, un chico con un corazón enorme y con quien se podían hablar mil temas, nos fuimos con Andrés a un hostel. Estábamos muy cortos de plata así es que apuntamos a uno bueno, bonito y barato. Resultó que el hostel no tenía sabanas o algo así, pero nos derivaron a otro que tenía lugar pero era carísimo (para la situación en la que nos encontrábamos).
Caminamos por la ciudad de Montevideo, pregunté por algunos lugares y nadie tenía una data con las pretensiones que buscábamos.

Un "seguridad" de un carrito de comida chatarra nos recomendó unas pensiones, solo había que tomarse un micro.

Preguntamos en un lugar oscuro, porque la palabra para describir ese lugar es: oscuro. Ahí no tenían lugar. Fuimos a dos pensiones más a preguntar y el precio se iba por las nubes, así es que simplemente nos sentamos en una estación de servicio a esperar a que se hiciera de día (eran las dos de la mañana).

De repente, a los diez minutos de resignación, aparece un chico a preguntarnos si estábamos viajando, y si no teníamos donde dormir, a lo que las respuestas... bueno, son obvias.

Fuimos caminando hasta la casa del chico, que no era muy lejos. En el camino nos contó que se llamaba Gonzalo, que quería viajar y que había pasado por situaciones parecidas a la que nos encontrábamos nosotros.

Nos arregló un cuartito en el jardín de su casa, y nos quedamos hablando hasta las cuatro de la mañana. Estábamos increíblemente sorprendidos de cómo las cosas se fueron dando para que nos encontráramos en ese punto exacto y compartiéramos ese momento asombroso.

Al otro día Gonza faltó al trabajo y pasó todo el día con nosotros.

En el presente no viajo más con mi ñero y Gonzalo, el chico que nos salvó de pernoctar en la calle, es un nuevo amigo, con quien vamos seguido a tomar algo en la rambla.

Inflando una camita

Compartiendo y comiendo castañas

La sonrisa que lo caracteriza

Las mochilas descansando

Babaaaaaa


2 comentarios:

  1. Awww..es Igual a Toby el Perro!!! Este atorrante dice q te extraña bastante..te lo aseguro!! jajaja
    Que buena onda Mana conocer a Gonzalo!! Siempre hay angelitos en la tierra :D

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